6. Incendios forestales

6.1. Identificación y conocimiento social

Un incendio forestal es, según la definición de la Ley de Montes, "el fuego que se extiende sin control sobre combustibles forestales situados en el monte". Este, a su vez, se define como “todo terreno en el cual vegetan especies forestales, arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de siembra o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales paisajísticas o recreativas.”

Los bosques y zonas forestales en España son primordiales, pues frenan la erosión del suelo y el avance de la desertificación. Cuando un bosque se pierde, el suelo puede perder sus nutrientes y dejar de ser fértil de ahí su importancia medioambiental y económica.

Cuando un bosque cubre nuestro territorio, sin duda provoca bienestar en las personas que disfrutan de su visión y de lo que aporta a la población, pues, no en vano, ese atractivo capta visitantes a zonas del interior. Y no solo eso, sino que los espacios forestales, gracias a la economía verde, cada vez aportan más al desarrollo económico de las pequeñas poblaciones. Y esa riqueza, en un momento dado, puede quedar convertida en cenizas.


Imagen: Bosque. Licencia: Pixabay

Un incendio forestal no solo arrasa el bosque y los sentimientos que puedan tener las personas hacia él, sino que puede convertirse en un elemento aterrador capaz de destruir propiedades e, incluso, poner en riesgo la vida de las personas.

Según las estadísticas de incendios forestales en España, citadas por la Dirección General de Protección Civil, en el decenio 2001–2010, se producen una media de unos 17.000 incendios forestales afectando a unas 114.000 haectáreas de superficie, lo que equivale al doble de la superficie que ocupa la ciudad de Madrid.

De ellos, unos 80 tienen consecuencias sobre la población, arrasando propiedades, explotaciones agrarias y segando vidas, ya que es frecuente encontrar terreno edificado en contacto con el monte, en lo que definimos como interfaz urbano-forestal.

En el decenio siguiente las cifras mejoran, gracias a las políticas desarrolladas en cuanto a la prevención y actuación frente a incendios forestales, bajando la media anual, en el periodo 2014–2024, a 9.700 siniestros y a 104.000 hectáreas. Aun así, sigue siendo un problema de una enorme magnitud, aunque, como se demuestra, una gestión adecuada, por parte de administraciones y ciudadanía, puede reducir el riesgo.