8. Metodologías individualizada

La metodología más adecuada en una clase de alfabetización de EPA debe hacerse en primer lugar individualizada. Cada alumno que llega a la clase, al ser adulto, tiene un bagaje personal, que hace que se enfrente al reto de aprender a leer y a escribir de manera diferente, por lo tanto hay que ver cuál es su punto de partida y cuáles son los conocimientos y destrezas que tiene adquiridos.

Ningún método de alfabetización editado es perfecto, por lo que lo ideal es combinar diferentes y además elaborar material personalizado. Hay métodos silábicos, inductivos, etc., pero no todos funcionan de la misma manera porque cada persona es diferente.

Hay que tener atención a la hora de elegir imágenes que no sean infantiles o que no sean significativas para el aprendizaje. También son útiles los silabarios, las tarjetas con grafías e imágenes, los juegos de letras para formar palabras, etc.

La caligrafía debe trabajarse pero no mucho rato en cada sesión, ya que resulta una tarea muy pesada y puede desanimar, puede ser más importante identificar un sonido o grafía que el saber escribirlo perfectamente. Hay que empezar a trabajar con las mayúsculas porque son más fáciles de identificar. No hay que decir el nombre de la letra al principio, sino el sonido para que el alumno no se confunda en el momento de unir las letras. Por ejemplo, si insistes en que la M se llama eme, a la hora de unirla a la vocal A (por ejemplo) puede leer emea. Por eso es mejor hablar de sonidos, para evitar confusiones. En segundo lugar, la, metodología ha de ser repetitiva. Cada nueva sesión hay que repetir los conocimientos adquiridos en la sesión anterior. Trabajarlos nuevamente, interiorizar las palabras que se han aprendido, volverlas a leer en voz alta, etc. En tercer lugar, ha de ser activa porque el alumno tiene que ser consciente de su propio aprendizaje y participar en las actividades sin que le resulten excesivamente costosas.

La clase de alfabetización tiene que personalizarse a cada alumno, para que pueda ir consiguiendo resultados. Hay que evitar el desánimo y el aburrimiento. El maestro/a debe estar siempre apoyando, cambiar durante cada sesión de materiales y recursos, debe animar siempre al alumno y transmitirle que lo puede conseguir.

Aprender a leer y a escribir en una edad adulta es un reto para el alumno y para el maestro/a. Un reto difícil, lento y a veces pesado, que debemos subsanar con nuestra ilusión, materiales divertidos y eficaces y mucha constancia. La clase a menudo la forman diferentes alumnos, con diferentes niveles, hay que dedicarles a cada uno el tiempo necesario individualmente para que en cada sesión trabajen todas las destrezas que son necesarias.

Tendremos en cuenta que aunque un adulto diga que es analfabeto nunca lo es totalmente ya que aunque no te des cuenta todo lo que nos rodea nos va alfabetizando.