Reacciones de los diferentes grupos de edad en emergencias y catástrofes. Orientaciones de apoyo psicológico
3. Orientaciones de apoyo psicológico
El impacto de los desastres sobre las sociedades, en función de su magnitud, pueden desestructurarlas rompiendo todo o parte de su organización. Por ello es de vital importancia que se trate de regresar a las rutinas ordinarias a la mayor brevedad posible. En este aspecto, el retorno de la actividad docente es, sin duda, un elemento cohesionador y facilitador del sentimiento de pertenencia social, como medida reductora del efecto colectivo del desastre.
Este retorno a lo rutinario genera en los individuos la percepción de retomar el desempeño del rol anterior a la catástrofe, incrementando su autoestima y la percepción de eficacia. Gracias a ello se refuerza la creencia en la previsibilidad y orden de los acontecimientos, lo que permite a los afectados reducir su indefensión y resituar el control dentro del su propio yo.
En la mayoría de los individuos, estas situaciones se van resolviendo paulatinamente, dando lugar a un equilibrio. El individuo va a ir superando la situación y, además, puede haber adquirido nuevas estrategias de afrontamiento o fortalecer las estrategias que ya poseía. Todas las personas que sufren una crisis experimentarán alguna alteración emocional y después se adaptarán a la situación en un plazo razonable, con o sin la ayuda de otros.

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Aunque la mayoría de las reacciones desaparecerán al recuperarse del desastre, es importante tener en consideración las siguientes características de las emociones y los actos de las personas afectadas:
- Los sufrimientos emocionales son tan reales y dolorosos como los físicos.
- Nadie elige tener una alteración emocional en una crisis.
- Cada persona tiene derecho a sentirse como se siente, aunque el sentimiento no tenga un origen razonable. (Validación de la emoción)
- No todas estas emociones y comportamientos son patológicos. La mayoría de las reacciones son mecanismos normales de adaptación psicológica ante la vivencia del desastre y por ello se debe tener paciencia con la mayoría de ellas.
- Las personas pueden mostrar emociones y actitudes ambivalentes: un sentimiento de alegría por estar viva y de tristeza por aquellos que han muerto. No saber cómo afrontar la situación, pero no querer recibir ayuda. La comprensión, el respeto y la actitud de servicio de los técnicos pueden ayudarles.
En otros, en cambio, estas reacciones persisten y se agudizan interfiriendo el funcionamiento de su vida social, laboral o familiar y generando determinados trastornos psicopatológicos (trastorno por estrés postraumático, trastorno por estrés agudo, depresión, etc.) que deben ser abordados con la ayuda de profesionales de la salud mental.