6. La evaluación de la convivencia

A la hora de plantearnos la evaluación de la convivencia, debemos previamente detenernos a considerar cuál es el nuestro concepto de convivencia. Ya comentamos en el bloque 1 los distintos enfoques y modelos y esa distinción tiene en este momento una importancia capital.

La propia administración educativa, por su necesidad de establecer estándares comparativos, solicita datos a los centros educativos sobre el número de alumnado que ha sido objeto de procedimientos sancionadores, cuántos se han derivado hacia procedimientos conciliados y cuántos se ha resuelto a través de un procedimiento correctivo común, cuántos días de suspensión del derecho de asistencia al centro se han sancionado en cada trimestre, qué porcentaje de alumnado es objeto de sanciones… Si recordamos lo expuesto en el primer bloque, este tipo de recogida de información, no por ser la más sencilla o accesible, es la más adecuada al concepto de convivencia positiva.

En las propias sesiones de evaluación, el análisis de la convivencia que coordina el profesor tutor de grupo suele reducirse también a este tipo de concepto de la convivencia, como equivalente a disciplina y con valor instrumental. ¿Hablamos del grado de cohesión entre el grupo de alumnado? ¿A la calidad de las relaciones entre ellos? ¿Al grado de participación? A la existencia de alumnado mal incluido, o incluso rechazado en el grupo…

Otro factor a tener en cuenta es el colectivo sobre el que recabamos información. ¿Sólo al profesorado? ¿A los delegados y delegadas de clase? ¿Al alumnado que participa en los observatorios de la convivencia? ¿A las monitoras y monitores de comedor? ¿A los responsables de las actividades extraescolares? ¿A los y las conserjes? ¿Al personal de secretaría? ¿Y a los y las conductoras de autobús? ¿Preguntamos a las familias cómo ven a sus hijos e hijas cuando juegan en el parque, o participan en juegos on line? ¿Qué grupos de WhatsApp hay en las clases? ¿Hay alguno restringido? ¿Hay respeto en las conversaciones?

Cada colectivo nos puede ofrecer información única y valiosa sobre ámbitos y escenarios complementarios y, además lo hará seguramente desde una concepción no coincidente con lo que entendemos por convivencia.

Ayer, cuando entrevistaba a una alumna de ESO que ha faltado a clase varios días, me decía que al pasar lista algunos profesores habían hecho comentarios en tono sarcástico sobre su situación. ¡Hoy tampoco ha venido … ¡Qué raro! ¿No? Estos comentarios, a pesar de no estar ella en el centro, le llegaron rápidamente vía WhatsApp desde varios teléfonos de sus compañeras y compañeros de clase. La alumna, me comentó:” Nadie me ha preguntado si tengo ganas de vivir” Se trata de una alumna que se autolesiona y que ha tenido que ser ingresada en un hospital por un intento de suicidio.

El grado de cohesión grupal, por poner otro caso, es analizado mediante un sociograma bien ante la necesidad de recabar información puntual, tras la recepción de la comunicación de un posible caso de acoso escolar por parte de una familia, o bien realizarse de manera sistemática cada curso, o cada dos cursos, para tomar decisiones sobre la composición de los grupos de alumnado o intervenir en situaciones de exclusión, por ejemplo.

La propia observación de las dependencias del centro nos va a dar mucha información sobre cómo es la convivencia en el mismo. ¿En qué estado están las paredes? ¿Los servicios? ¿Qué carteles hay? ¿Hay exposiciones de producciones del alumnado? ¿Se usa un timbre para comunicar los cambios de clase, o un tono musical breve? ¿Cómo se recibe al alumnado?...

Así pues, evaluar la convivencia, pasa necesariamente por saber qué información queremos y necesitamos recabar, de qué colectivo o colectivos necesitamos o consideramos conveniente hacerlo, qué recursos tenemos para gestionar su tratamiento y cuál es su finalidad, entre otros aspectos.

En lo referente al acoso escolar, por ejemplo, disponemos de test para valorar aspectos relacionados con el acoso escolar. Por ejemplo:

  • CRAE-P. Cuestionario para identificar el riesgo de acoso escolar en Educación Primaria, de varios autores, editado por EOS.
  • CRAE-S Cuestionario para identificar el riesgo de acoso escolar en Educación Secundaria. Varios autores. Editorial EOS.
  • INSEBULL. Instrumento para la evaluación del bullying. Elaborado por José María Avilés y editado por CEPE.
  • Test AVE Acoso y Violencia Escolar. De Piñuel y Oñate, editado por TEA.
  • Test TEBAE Test de Evaluación Breve del Acoso Escolar, de Piñuel, editado por TEA.

Para recabar otra información sobre la convivencia en el centro educativo, deberemos proceder a usar o adaptar otro tipo de instrumentos. Aquellos que consigamos hacer mediante la herramienta de formularios Google, tendrán la ventaja, entre otras, de facilitarnos la recogida de datos y hasta la elaboración de gráficos.

En su reciente publicación sobre el Plan de Convivencia, Pedro Uruñuela nos presenta una rúbrica para ser utilizada por el profesorado, en ciclos, departamentos o claustro. Recoge los siguientes ámbitos:

  • Situación general
  • Situaciones de quiebra de la convivencia.
  • Programas y acciones a favor de la convivencia.
  • Elementos organizativos.

Cada uno de estos ámbitos, se trata de operativizar en varios apartados que son valorados en una escala tipo Likert, con la descripción de su correspondiente rúbrica. Para una mejor comprensión, aportaremos una de ellas.

URUÑUELA, P. (2020) El plan de convivencia del centro educativo

 

 

1

2

3

4

3. Programas y acciones a favor de la convivencia.

Transformación y gestión de conflictos

Nada planificado. No es un tema curricular, como mucho de Orientación.

Se aplica la norma. Si hay algún conflicto, se resuelve según está en las normas y reglamento.

Programas de gestión. Equipos de mediación, alumnos-ayudantes, aula de convivencia… Y funcionan.

Coherencia global. Sin contradicciones: no hay expulsiones, se aplican siempre los programas, está en la cultura del centro.

Protagonismo del alumnado: servicio de mediación, alumnado ayudante, otros…

No se da. Solo lo legal como delegados/as, Consejo Escolar…

Sin continuidad. Se hizo formación pero, al marcharse los responsables, se vino abajo.

En fase de implantación. Se ha hecho la campaña, se piensa en la formación y se encuentra con trabajarlo este curso.

Integrado en el centro. Funciona como un elemento más, importante, deseado por los alumnos/as. Seña de identidad.

Normas y sanciones

Lo legal. Cuando hay un problema, se aplica lo previsto. Enfoque sancionador y punitivo.

Delegación de responsabilidad. Ante un problema, se envía al alumno/a a JE, que debe solucionar el tema.

Cambio parcial. En algunos casos, se aplica mediación, contrato, aula de convivencia… No es general en el centro.

Integral. Se trabaja la reparación, reconciliación y resolución, desde valores de inclusión y de participación.

Trabajo de las competencias para la convivencia: pensamiento, emociones, habilidades sociales y valores.

No se trabajan. Ni se conocen, ni se considera trabajo propio del profesorado.

Trabajo delegado. Se deja a Orientación, a tutorías y a los responsables de la convivencia.

Parcial. Se trabajan algunas de estas dimensiones, pero sin relacionarla con el resto de competencias.

Completa y global. Está planificado su trabajo, los responsables, tiempos, y se lleva a la práctica.

Imagen 16. Tomado de URUÑUELA, P. (2020) El plan de convivencia del centro educativo.[1]

La mochila del docente. El impacto de su mirada en el alumnado

Antes, durante y al finalizar la clase. Es la poderosa secuencia que sobre convivencia podemos emplear como docentes

Viñeta sobre la mirada del docente antes, durante y después de la clase

Imagen 17. La mirada del docente. Elaboración propia. Licencia CC BY-ND

 

Observación proactiva de todas las situaciones que nos podamos encontrar en el día a día. El detalle está en la palabra proactiva. En el transcurso del curso la preocupación por los contenidos, unidades, velocidad de los acontecimientos, hace que no tomemos nota sobre observaciones que se producen en el ámbito de la enseñanza/aprendizaje.

  • Antes de entrar clase; tomarse cinco minutos y pensar en dónde voy a poner mi mirada sobre convivencia y clima positivo; en el grupo, en un grupo de alumnos, en particular en una chica o chico que acaba de llegar, en alguno que no participa…

  • Durante; tratar de proponer actividades y trabajos en clase que permitan la participación y trabajo entre iguales, formación de grupos...observar cómo son sus reacciones y, muy importante, no reforzar de ningún modo las inercias de grupo como; motes, risas, acusaciones de grupo…

  • Después; la fase más importante. hablar con algún alumno, preguntarle por su estado de ánimo y un refuerzo positivo en forma de comentario u observación, aunque sea breve, en el cambio de clase.

  • La reflexión con las notas del día o de la semana y saber si hay que derivar información a tutor, orientadora o jefa de estudios. La inmediatez es la mejor prevención; no esperemos al comentario en la sesión de evaluaciones.

[1] URUÑUELA, P. (2020) El plan de convivencia del centro educativo. Madrid. Narcea