4. Observación de la convivencia y la igualdad en el centro

La observación activa del clima de convivencia en el centro educativo, realizada por alumnado, profesorado, el personal no docente y familias, constituye, sin duda alguna, un claro factor de calidad educativa. Esta observación debe estar organizadas en estructuras estables, ser programada y sostenida por el profesorado miembro de una estructura como una Comisión de Convivencia e Igualdad.  Esta observación, va a contribuir a mejorar las relaciones sociales en el centro, permite detectar mejor las necesidades y programar planes preventivos que las satisfagan.

En el apartado anterior hemos comentado la participación de la comunidad educativa en el diseño de las normas del centro/aula y de los protocolos de intervención ante su incumpli­miento. Hemos indicado que la participación en la gestión de las normas que rigen la convivencia escolar, aumenta el sentimiento de pertenencia de la comunidad educativa, eleva el grado de cumplimiento de las normas entre el alumnado e incrementa el nivel de aceptación de las consecuencias cuando se incumplen dichas normas.

Esta participación tiene, además de un potente impacto en la convivencia escolar, un enorme potencial educativo, ya que el alumnado asume un protagonismo muy beneficioso para la convivencia y, además, aprende estrategias de resolución de conflictos que le serán muy útiles dentro y fuera del centro educativo.

La participación, no agota sus posibilidades en la elaboración del marco normativo y en la gestión de las medidas ante su incumplimiento. Este potencial crece cuando la comunidad educativa participa activamente en la observación activa del cumplimiento de las normas; cuando observa en el día a día la calidad de la convivencia, los aspectos concretos que facilitan y los que dificultan las relaciones y el aprendizaje en las aulas, y toma un papel activo en la mejora de dicho ambiente. Participar en la observación de la convivencia, es un proceso continuo que requiere un compromiso constante y que aporta beneficios permanentes.

Tanto en los ámbitos estatales, como en los autonómico, e incluso en los locales, podemos encontrar estructuras estables destinadas a observar la evolución de diferentes grupos o fenómenos sociales: observatorio de la igualdad, de la inmigración, de los derechos de la infancia, de la evolución de los precios e incluso de la convivencia escolar.

Estos observatorios suelen contar con varias ca­racterísticas:

  • Están formadas por personas de diferente pro­cedencia, con lo que se pretende garantizar una visión amplia que permita una mejor comprensión del grupo o fenómeno social que se va a estudiar.

  •  Suelen estar formadas por personas expertas cuya función es el análisis y la elaboración de informes.

En el ámbito escolar las funciones de observación de la evolución de la convivencia o de la mejora del aprendizaje y el rendimiento académico son desempeñadas por los consejos escolares. Una estructura recogida en los reglamentos orgánicos que regulan el funcionamiento de los centros educativos, en la que están integrados distintos sectores de la comunidad educativa y que, entre otras funciones, observan la marcha del centro. Sin embargo, este tipo de estructuras suele tener un impacto realmente limitado en la mejora de la convivencia.

Los centros educativos que trabajan desde un modelo de democracia participativa, dan un paso más y distribuyen la función de observación entre los diferentes sectores de la comunidad educativa. Familias, alumnado, profesorado y personal no docente, están sensibilizados para observar y detectar situaciones contrarias a la convivencia. Pero no se sitúan ante la convivencia como observadores neutrales o pasivos, sino que realizan labores de observación activa: detección e intervención, tanto en el momento en que observan cualquier conflicto, como diseñando estrategias para que estas situaciones no se reproduzcan en el futuro.

La observación de la convivencia y la igualdad, tiene como trasfondo el concepto de convivencia e igualdad desde el que observamos. El papel de observación activa debe ser promovido y sostenido por el centro educativo, y debe hacerse de forma diferente con cada uno de los sectores de la comunidad educativa:

El profesorado

El profesorado suele cuidar tanto del espacio del aula, para mantener un clima en el que se propicie el aprendizaje, como de los pasillos y el espacio de recreo, en su participación en los turnos de vigilancia y cuidado de los mismos. 

El profesorado se sentirá más involucrado en la detección de situaciones contrarias a la convivencia y la igualdad, en la medida en que estos temas estén presentes en la agenda del centro. En el caso del profesorado tutor, es muy aconsejable que, en las reuniones periódicas con los servicios de orientación y jefatura de estudios, se incluya como un tema fijo todo lo relacionado con la convivencia y la igualdad. El resto del profesorado también debe contar con tiempos para reflexionar sobre estos temas, aunque la estructura organizativa de los centros, especialmente los de Secundaria, no suele facilitarlo.

El personal de administración y servicios

La participación del personal de administración y servicios, y su conocimiento sobre la manera en que se gestionan y resuelven los conflictos, es clave en el control de la convivencia en las entradas y salidas del centro, los pasillos y el resto de espacios comunes. El tra­bajo coordinado con la jefatura de estudios aumenta las posibilidades de mejora de la convivencia en el centro. 

Las monitoras de comedor (un colectivo prácticamente femenino) se encargan de la supervisión y gestión de la convivencia en un espacio y tiempo con unas características muy peculiares. En las sesiones de formación que hemos tenido el privilegio de compartir con ellas, nos han mostrado su tristeza por sentirse olvidadas, no tenidas en cuenta y no ver reconocida su labor educativa, ya no por el alumnado y sus familias, sino por el profesorado, los equipos directivos y la propia administración educativa. ¡Es la primera vez que a Administración Educativa nos convoca para formación, y llevo 10 años trabajando! Nos comentaba una de ellas, tras agradecernos el realizar unas jornadas de formación, haciendo un interesantísimo world coffe con este colectivo del que tanto aprendimos y con quienes, desde entonces, nos sentimos en deuda permanente.

Así mismo el personal que coordina y realiza las actividades extraescolares debe tener una formación en resolución de conflictos y manejo de emociones para evitar y gestionar de manera adecuada situaciones conflictivas entre el alumnado que participa en las mismas.

Viñeta sobre la observación de la convivencia en el patio del colegio

Imagen 13. Observación por el personal no docente. Elaboración propia. Licencia CC BY-ND
Las familias

Las familias tienen una presencia diaria muy desigual en la rutina del colegio o del instituto, en función del nivel educativo y entorno en que nos movamos. Desde los casos en los que llevan o acompañan personalmente al alumnado de menor edad, hasta los del alumnado que acude en transporte escolar o los que, en la zona rural, además se desplazan a otra localidad para asistir al Instituto, las situaciones son totalmente distintas. Más allá de los grupos de WhatsApp de padres y madres, con sus usos positivos y negativos, es necesario que las familias cuenten con canales de comunicación para compartir informaciones con el profesorado y las diferentes estructuras del centro. La observación activa de las familias es una aportación muy útil y valiosa para los responsables de la gestión del centro: son los únicos que pueden observar e intervenir en las conductas de los alumnos en contextos diferentes al escolar, como las relaciones en las redes sociales, juegos on line del alumnado, su interacción en el barrio, clubes deportivos, academias de idiomas… o en los propios domicilios. En ocasiones estas informaciones facilitan la comprensión de los conflictos y permiten realizar intervenciones más acertadas.

El alumnado

El papel del alumnado en la observación de la convivencia es un elemento definitivo. Un centro mejorará de forma notoria su clima de convivencia, si consigue que todo el alumnado se sienta integrado y pueda aprender y de un paso más en el cuidado de unas relaciones sanas entre iguales y con los adultos.  Para conseguir estos objetivos el centro necesita cierta organización y planificación.