Una vez que se hayan definido de forma clara los objetivos y los procesos de trabajo, es esencial que nos mantengamos fieles a ellos.
Cualquier transformación ha de ser respaldada por datos y por una buena investigación. La innovación no es buena per sé, debemos encontrar la necesidad de aplicarla, investigando previamente los mejores escenarios y las mejores acciones para desarrollar el proceso de la forma más efectiva posible.
Resulta efectivo implementar la innovación obteniendo primero datos y luego cambiando el sistema. Para obtener esos datos se pueden mandar “globos sonda”, investigando las necesidades y las reacciones de la comunidad, antes de preparar la transformación. Posteriormente se buscará el momento más adecuado para ponerlo todo en marcha. En cualquier caso es muy importante que las evidencias respalden la táctica que va a emplearse.
Hay que mantenerse siempre alerta ante las señales del cambio. Es importante estar preparado para reaccionar con rapidez ante cualquier cambio.
La innovación debe acompañarse de un plan estricto, que ha de ser seguido con disciplina.
Los planes de proceso tienen que estar bien diseñados, ser específicos, metódicos y consistentes.
Aunque es importante la innovación, no nos puede alejar de los procesos que sean vitales para la organización. Si nos centramos en proyectos de innovación pero perdemos la perspectiva de los protocolos de trabajo básicos, de nada servirá que hayamos innovado.
