Prevención y autoprotección. Sistemas de alerta y sistemas de emergencias. Información vs. desinformación
| Sitio: | Aularagón |
| Curso: | Formación sobre riesgos y emergencias de Protección Civil |
| Libro: | Prevención y autoprotección. Sistemas de alerta y sistemas de emergencias. Información vs. desinformación |
| Imprimido por: | Invitado |
| Día: | viernes, 7 de noviembre de 2025, 05:27 |
Tabla de contenidos
- 1. Introducción
- 2. Conceptualización de la prevención enfocada a la vida cotidiana
- 3. Autoprotección: la importancia de la respuesta individual antes de que lleguen los servicios de emergencia
- 4. Relación de los conceptos de prevención y autoprotección con habilidades y valores como solidaridad, bien común, empatía, responsabilidad e implicación
- 5. Sistemas de alerta a la población (ES-Alert, sirenas, megafonía...)
- 6. Sistemas de emergencia (112, instituciones y servicios implicados)
- 7. Información VS desinformación
1. Introducción
La mejor forma de evitar ponerse en riesgo es, sin duda, anticiparse, procurando no generarlo o adoptando actitudes que permitan reducir el impacto que pueda tener en nuestras vidas y bienes. De ahí la importancia de la prevención y la autoprotección en todo sistema que aspire a reducir o evitar los daños, ya sean de origen natural, tecnológico o antrópico, que puedan afectar a la sociedad.

Imagen: XIII Edición de la Semana de la Autoprotección Escolar. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencias. Licencia
Definición de prevención
La Ley del Sistema Nacional de Protección Civil define la prevención como un conjunto de medidas y actuaciones encaminadas a evitar o mitigar los posibles impactos adversos de los riesgos y amenazas de emergencia.
Estas medidas pueden ser de dos tipos:
-
Medidas preventivas estructurales: son actuaciones orientadas a mitigar los efectos de diversos riesgos mediante la realización de obras públicas o el establecimiento de redes de alerta que reduzcan la probabilidad de daño e incertidumbre ante a la aparición de un fenómeno peligroso.
-
Medidas preventivas no estructurales o intangibles: son acciones que inciden en sobre los comportamientos de las personas y las sociedades como son:
- Ordenación del territorio, para que las sociedades se asienten en los lugares más seguros.
- Planificación de la respuesta de los servicios de emergencia.
- Comunicación que se ha de dar a las personas.
- Investigación de las emergencias.
- Promulgación de normativa técnica.
- Formación, sensibilización, información y participación de la ciudadanía.

Imagen: Obra de canalización de un río. Licencia: Pexels
Definición de autoprotección
Se entiende por autoprotección el conjunto de acciones y medidas adoptadas por la ciudadanía de manera eficaz, tanto de forma individual como de forma colectiva, encaminadas a gestionar los riesgos existentes en las actividades humanas.
Es decir, se define el concepto de autoprotección como el conjunto de acciones, medidas y comportamientos que una persona, grupo o institución adopta para prevenir, reducir o responder adecuadamente a situaciones de peligro o emergencias que puedan afectar su seguridad, salud o bienestar.
Consiste en cuidarse a sí mismo y ayudar a los demás cuando puede ocurrir algo peligroso.
La autoprotección comprende tres factores esenciales:
- Identificación
de peligros susceptibles de generar riesgos para el individuo y sus
bienes.
- Prevención
de riesgos, adoptando medidas que eviten su incidencia en las personas y los bienes.
- Respuesta ante emergencias, para minimizar el riesgo de pérdidas humanas y
materiales ante una situación de accidente.
En el caso de la prevención, los actores son las propias Administraciones públicas, de ahí que hablemos, en realidad, de políticas preventivas. Mientras que en el caso de la autoprotección, el verdadero énfasis y motor son los propios individuos y las organizaciones.

Imagen: XII Edición de la Semana de la Autoprotección Escolar. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencias. Licencia
2. Conceptualización de la prevención enfocada a la vida cotidiana
Es fundamental que la población aprenda que vive en un territorio que, aunque acogedor, en ocasiones puede ser objeto de fenómenos naturales, tecnológicos o antrópicos capaces de causar un daño puntual o generalizado.
Estamos, por tanto, condicionados por la aparición de sucesos que pueden alterar nuestra seguridad, así como de procesos o situaciones de riesgo que, si no se gestionan adecuadamente, son potencialmente dañinos para las personas, los bienes y el medioambiente.
Por ello, la cautela debe ser parte de nuestras actividades diarias. Y no solo eso, sino que la Ley del Sistema Nacional de Protección Civil nos obliga al ejercicio consistente en tomar las medidas necesarias para evitar la generación de riesgos, así como exponerse a ellos. Y, una vez sobrevenida una emergencia, actuar conforme nos lo indiquen los servicios de emergencias.
La prevención de riesgos no solo es positiva para situaciones de amenaza de emergencia, sino en otras muchas situaciones de la vida cotidiana que pueden generar conductas de peligro: adicciones, tráfico, violencia, etc.
Lo primero de todo es que la ciudadanía debe estar informada, por parte de los poderes públicos, acerca de los riesgos colectivos y de las conductas que debe seguir para prevenirlos.
Para lograr que la población responda y mantenga la cautela, es necesario que esté informada de los distintos riesgos, de sus consecuencias y de cómo evitarlos o reducirlos.
Esta información debe ser proporcionada antes de que las situaciones de peligro lleguen a estar presentes, constituyendo una de las medidas de prevención no estructurales o intangibles anteriormente mencionadas.
Un objetivo fundamental para contribuir a la prevención del riesgo es establecer un sistema formativo, basado en programas de información y formación dirigidos a la población, cuyo objetivo es prepararla para que tenga un conocimiento anticipado de una posible amenaza y desarrolle habilidades de autoprotección para hacer frente al peligro.
Podemos definir la cultura preventiva como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que la población debe tener para prevenir y hacer frente a una posible amenaza.
Vídeo: Información de cómo comportarse ante una emergencia. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencia. Licencia
Por parte de las administraciones se deben realizar programas de cultura preventiva para informar a la población sobre los diferentes riesgos y las habilidades para prevenirlos o evitarlos.
La población debe incorporar, en su día a día, las habilidades y actitudes necesarias para prevenir los diferentes riesgos y actuar ante ellos.
La adquisición de las habilidades y actitudes debe comenzar desde las primeras etapas de la vida, siendo la escuela el lugar idóneo para iniciar este plan de cultura preventiva. Sensibilizar a la comunidad escolar sobre los riesgos presentes en el entorno es primordial para que se entrenen en medidas de autoprotección y hábitos preventivos. Ejemplos de ello son la evacuación del centro educativo o la utilización adecuada de un extintor.
Vídeo: Evacuación de un centro escolar. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencia. Licencia
Conforme la población adquiera más conocimientos sobre los diferentes riesgos, sobre cómo prevenirlos y cómo actuar ante ellos, es decir, cuanto mayor sea la cultura preventiva generada, más capacidad tendrá de evitar o reducir los daños de los desastres y más rápida será la recuperación, desarrollando una población mucho más resiliente, que asimile valores relacionados con la solidaridad y la responsabilidad.
Además, esta cultura preventiva hará que la población sea más consciente de las medidas adoptadas por los servicios de emergencia, desarrollando mayor comprensión, empatía, responsabilidad y solidaridad en la población. Algunos ejemplos son las restricciones de acceso a determinadas zonas, las evacuaciones o los confinamientos.
3. Autoprotección: la importancia de la respuesta individual antes de que lleguen los servicios de emergencia
Las situaciones de emergencia tienen como características principales que son inesperadas, graves y que pueden suceder en cualquier lugar. Los servicios de emergencia deberán acceder a ese lugar para poder prestar las acciones necesarias. Durante el tiempo que tarden los servicios de emergencia en llegar al lugar del suceso es importante que la población afectada conozca los principios básicos de autoprotección para minimizar los daños y evitar nuevos peligros.
La población afectada por una emergencia, durante el tiempo de espera a los servicios de emergencia, debe saber afrontar una situación peligrosa con sus propios medios y conocimientos. Para ello, puede hacer uso de determinados elementos —como los extintores—, aplicar habilidades aprendidas para estas situaciones —como la atención sanitaria de primeros auxilios— o, simplemente, actuar con cautela, evitando exponerse al peligro, en consonancia con el aprendizaje recibido dentro del marco de la cultura preventiva
Algunas de las pautas de autoprotección para tomar decisiones que puedan favorecer la seguridad de la población:
- Aunque
es normal que te asustes, la mejor actitud es tratar de mantener la calma y transmitir serenidad a los demás.
- Llama al 112 y sigue las instrucciones.
- Comunica
de forma clara y concisa lo que está sucediendo.
- Si
estás en un lugar cerrado, fíjate en las vías y salidas de
emergencia.
- En
caso de evacuación, abandona el edificio de manera ordenada, sin
gritar, sin correr y sin empujar. No te entretengas cogiendo
objetos personales. No utilices el ascensor.
- Actúa
con calma ante la emergencia para evitar contagiar o aumentar el
miedo o el nerviosismo entre las personas afectadas.
Medidas generales de autoprotección
Vídeo: ¿Qué hacer en una situación de emergencia? Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencia. Licencia
La autoprotección personal, por tanto, es un factor de enorme importancia a nivel individual pero también a nivel familiar. La cultura preventiva no solo se debe desarrollar en escuelas o centros oficiales sino también en los diferentes hogares. Sensibilizar a las familias para prevenir y actuar ante determinadas emergencias se debe realizar de manera coordinada con los programas de educación en cultura preventiva realizada en los centros escolares.

Imagen: Practicando primeros auxilios. Licencia: Pexels
Plan de actuación familiar ante emergencias
El plan familiar de emergencias consiste en una herramienta de prevención básica, un documento en el que se recogen y dejan por escrito datos y orientaciones para la familia en caso de emergencia. Requiere de la coordinación y participación de todos los miembros. Su objetivo es que cada miembro de la familia sepa organizarse, prepararse y saber qué hacer ante una situación de emergencia.
Algunas de las recomendaciones para un plan de actuación familiar ante emergencias son:
- Infórmate
a través de medios oficiales y permanece atento a sus
recomendaciones.
- Mantente
al tanto de las predicciones meteorológicas, del estado de las
carreteras y del transporte público.
- Guarda
los documentos importantes en recipientes herméticos y lugares
altos.
- Ten
preparado un “kit básico de emergencias 72h”, con artículos
básicos de supervivencia: radio de pilas, agua potable, linterna, etc.
- No
olvides las necesidades específicas de algunos miembros de la
familia (ancianos, bebés, etc.)
- Evita
propagar y hacer caso a rumores.
- En
caso de emergencia llama al 112.
Conocer las medidas de autoprotección a adoptar en los diferentes casos, ayudará a reducir sus posibles consecuencias.
Vídeo: Recomendaciones generales de autoprotección. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencia. Licencia
Guía de información al ciudadano sobre autoprotección
Guía de información al ciudadano sobre Autoprotección. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencia. Licencia
4. Relación de los conceptos de prevención y autoprotección con habilidades y valores como solidaridad, bien común, empatía, responsabilidad e implicación
Aunque hablar de riesgo puede generar resistencia, alarma e inquietud en la población, la cultura preventiva está relacionada con la madurez social y el desarrollo de valores como la precaución, la solidaridad, pensar en el bien común o en lo colectivo como mecanismos para resolver problemas que afectan a todos por igual.
La prevención es un valor universal, ya que sus beneficios afectan a toda la población. Evitar emergencias es deseable, no solo para unos pocos, sino para todos. Por ello, a pesar de las resistencias o actitud negativa que puede generar aceptar que el riesgo cero no existe, el conocimiento de los riesgos y el entrenamiento de hábitos preventivos siempre son beneficiosos para la sociedad. Trabajando la cultura preventiva se apoya el conocimiento de la realidad y las posibilidades de poder manejarla lo mejor posible.
La autoprotección es un producto de la prevención, necesaria para desarrollar hábitos y actitudes que produzcan fortaleza psicológica para afrontar situaciones adversas y, con ello, desarrollar resiliencia, tanto individual como social.
La resiliencia es una capacidad que se potencia en muchas situaciones y genera compromiso, implicación, empatía y buenas relaciones sociales basadas en el respeto. Todo ello posibilita una mejor respuesta ante situaciones críticas, de ahí la importancia de enfocar la cultura preventiva como un elemento fundamental que mejora la calidad de vida de las personas.
Los valores de la cultura preventiva como la precaución, el pensar en el bien común, la solidaridad o la empatía se extrapolan a otras áreas de la vida que no son emergencias de protección civil, pero que igualmente presentan desafíos en el desarrollo infantojuvenil y en muchas situaciones de la vida de los adultos.
Es importante trabajar la prevención en la vida cotidiana y, en este sentido, existen distintos factores (baja autoestima, baja asertividad, elevada búsqueda de sensaciones, escasa tolerancia a la frustración, elevada necesidad de aprobación social, dificultades para el manejo de estrés, baja competencia social, etc.) que actúan como mediadores en la mayoría de las conductas de riesgo (consumo de drogas, violencia, acoso escolar, intolerancia, conducción temeraria, etc.). Por eso, trabajando determinadas habilidades se consiguen resultados eficaces en diferentes ámbitos de la vida.
En la prevención escolar, es importante trabajar, por su contribución a la prevención en la vida en general, las siguientes habilidades: habilidades emocionales, como la empatía, la identificación y regulación emocional; habilidades cognitivas, como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y el autoconocimiento de los propios recursos; habilidades sociales, como habilidades de comunicación, de asertividad y de gestión de conflictos.
La cultura preventiva constituye una herramienta clave de transformación que nos permite reflexionar y darnos cuenta de cómo se debe actuar ante las diferentes situaciones de emergencia. Una de las metas de la cultura preventiva es que la población aumente su percepción del riesgo, ya que este es el primer eslabón en la cadena de la prevención. Desarrollar la cultura preventiva supone un proceso de desarrollo social, tanto más eficaz cuanto mayor sea el grado de sensibilización, implicación y compromiso de la población. Se trata de que la población cambie sus conductas por otras más seguras.
La base de la prevención la constituyen la responsabilidad y la autonomía. Solo haciendo a la población más responsable y más consciente de su marco de acción, de su autonomía, podrá ser capaz de prevenir –de anticipar con su conducta– las situaciones de riesgo. Estos valores son claves e inciden indirectamente en otros dos valores de importancia en las situaciones de emergencia: la convivencia y la prudencia.
Al mismo tiempo, ante una situación de emergencia es necesario que la población actúe de manera conjunta por el bien común y la reducción de las consecuencias. Para ello es imprescindible que los individuos se sientan parte de una comunidad, integrados en el sistema organizativo, es decir, deben sentir la implicación por el avance, progreso y bienestar de la población a la que pertenecen. Este sentimiento de pertenecía al grupo va ligado a valores de solidaridad y empatía que se ponen de manifiesto en las situaciones de emergencia.
Un reflejo de esta implicación a nivel social y emocional lo constituye la importancia de la figura del voluntariado de protección civil (ver el documento "El Sistema Nacional de Protección Civil"). En el artículo 7 de la Ley Nacional de Protección Civil se establece el derecho a la participación, de tal forma que la ciudadanía puede participar en las tareas de protección civil a través de las entidades de voluntariado. Es de suma importancia dar a conocer las entidades de voluntariado de las diferentes comunidades.
Voluntariado de Protección Civil
Página web del Voluntariado de Protección Civil
Estos valores de implicación, solidaridad, empatía y responsabilidad generan una población más unida y resiliente. Como sucedió cuando miles de voluntarios mostraron su solidaridad ante los afectados por la DANA.
Vídeo: Dana: miles de voluntarios se desplazan a la zona en una oleada de solidaridad con Valencia. Canal: RTVE Noticias Licencia: YouTube
5. Sistemas de alerta a la población (ES-Alert, sirenas, megafonía...)
Una vez la población ha adquirido conocimientos y habilidades para afrontar el riesgo, evitando su aparición o reduciendo sus consecuencias, es necesario establecer un sistema de alerta con la finalidad de que esas destrezas se activen en la ciudadanía.
Una parte fundamental de las actuaciones de prevención, dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, son desarrolladas por la Red de Alerta Nacional de Protección Civil (RAN), que es un sistema de comunicación de avisos de emergencia a las autoridades competentes en materia de protección civil. La finalidad es que los servicios públicos de respuesta ante emergencias y que los propios ciudadanos estén debidamente informados ante cualquier amenaza de emergencia.
Acceso a la Red de Alerta Nacional (RAN). Mapa de avisos
Imagen: Mapa de avisos Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencias. Licencia
Desde el punto de vista de la ciudadanía, esto permitirá a las personas aplicar las medidas mitigadoras y de cautela aprendidas e interiorizadas gracias al desarrollo de la cultura preventiva.
Los planes de protección civil recogen algunos instrumentos para dar traslado de los avisos a la población, donde podríamos diferenciar entre los siguientes:
- Sistemas
físicos de alerta.
- Sistemas
cibernéticos de transmisión.
- Medios
de comunicación y redes sociales.
5.1. Sistemas físicos de alerta
Los sistemas físicos de alerta a la población son un conjunto de elementos que tratan de propagar mensajes a través de elementos como la megafonía, sistemas de sirenas o, incluso, empleando a los agentes de protección civil para avisar, puerta a puerta, a las personas potencialmente afectadas por una situación de riesgo. Un antecedente a estos sistemas era el código que, en la antigüedad, se atribuía al sonido de las campanas de las iglesias, con las cuales se advertía a una comunidad de una amenaza de siniestro.

Imagen: Sirena. Licencia: Pixabay
En la actualidad, por ejemplo, el establecimiento de sistemas de generación de señales de alarma a la población –las famosas sirenas– se realiza en áreas que pueden verse inmediatamente afectadas por un suceso de origen tecnológico, siendo los titulares de esas actividades de riesgo los responsables de la instalación y el mantenimiento de estos. Lógicamente, el establecimiento de estos sistemas implica el conocimiento, por parte de la comunidad afectada, del significado de la alerta y de qué acciones deben desarrollar.
Podemos encontrar estos sistemas físicos en el entorno, por ejemplo, de las siguientes actividades:
-
En el entorno de los reactores nucleares de potencia, que nos proporcionan una parte de nuestra energía eléctrica.

Imagen: Central nuclear. Licencia: Pixabay
En las zonas potencialmente afectadas por la ruptura de una presa, que aporta el agua necesaria para nuestras actividades básicas.

Imagen: Presa hidráulica. Licencia: Pixabay
Alrededor de una industria química, cuya producción enriquece a la sociedad mediante la generación de empleo.

Imagen: Planta química. Licencia: Pixabay
Gracias a un buen sistema de autoprotección corporativa de esas actividades, junto a un grado adecuado de cultura preventiva de las poblaciones afectadas, se puede llegar a un equilibrio. Esto supone la aceptación de esos riesgos, pues son mayores los beneficios que reportan a las comunidades.
5.2. Sistemas cibernéticos de avisos
Los sistemas cibernéticos de avisos son aquellos que utilizan las tecnologías de la información y comunicación para trasladar las alertas a la población. Un ejemplo son los datos que se proporcionan a través de portales informáticos y páginas electrónicas de las instituciones –como es el caso de la Red de Alerta Nacional, cuyo enlace hemos aportado anteriormente– y mediante listas de distribución de comunicados que se emplean, normalmente, para remitir avisos a los municipios potencialmente afectados por alguna situación de riesgo.
Una importante aportación a estos sistemas son los denominados Public Warning System (PWS) desarrollados como consecuencia de la Directiva 218/1972 del Parlamento Europeo y del Consejo donde se impone la obligación, a todos los países de la Unión Europea, de desarrollar sistemas de alerta basados en tecnología de telefonía móvil. Esta obligación está vigente desde el 21 de junio de 2022.
En España, este sistema es el conocido como ES-ALERT, que difunde alertas mediante la tecnología Cell Broadcast y que está integrado en la Red de Alerta Nacional. Este servicio permite hacer llegar las alertas a las antenas de telefonía móvil de las zonas afectadas y la remisión, a todos los terminales que están en su área de cobertura, de un mensaje que, al no tener en cuenta la numeración e identificación del terminal, se difunde de manera generalizada a todos ellos con independencia, por tanto, de la compañía telefónica al que pertenezca dicho teléfono.
Mediante el Sistema ES-ALERT la población puede ser alertada de peligros inminentes en cualquier punto de España de forma instantánea.
Vídeo: El Sistema Es-Alert. Canal: Protección Civil. Licencia: YouTube
Sistemas de alerta a la
población a través del teléfono móvil
Vídeo: Sistemas de alerta a la población a través del teléfono móvil. Fuente: Dirección General de Protección Civil y Emergencias. Licencia
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) actualmente está adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a través de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente. El objeto de AEMET, según el artículo 1.3 del Real Decreto 186/2008, de 8 de febrero, por el que se aprueba su Estatuto, es el desarrollo, implantación y prestación de los servicios meteorológicos de competencia del Estado y el apoyo al ejercicio de otras políticas públicas y actividades privadas, contribuyendo a la seguridad de personas y bienes, y al bienestar y desarrollo sostenible de la sociedad española.
Como servicio meteorológico nacional y autoridad meteorológica del Estado, el objetivo básico de AEMET es contribuir a la protección de vidas y bienes a través de la adecuada predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos y servir como soporte a las actividades sociales y económicas en España mediante la prestación de servicios meteorológicos de calidad. Se responsabiliza de la planificación, dirección, desarrollo y coordinación de actividades meteorológicas de cualquier naturaleza en el ámbito estatal, así como la representación de éste en organismos y ámbitos internacionales relacionados con la meteorología.
5.3. Medios de comunicación social
Uno de los principales elementos para la transmisión de las alertas a la población es el uso de medios de comunicación social, como son la prensa escrita y digital, las cadenas comerciales de radio y de televisión, así como las redes sociales y otras plataformas de difusión de contenidos.
La propia Ley del Sistema Nacional de Protección Civil determina que los medios de comunicación están obligados a colaborar, de manera gratuita, en la difusión de las informaciones preventivas y operativas ante los riesgos y emergencias en la forma que se les indiquen y en los términos que se establezcan en los correspondientes planes de protección civil.
Gracias a ello, es posible llegar a la mayoría de la ciudadanía, ofreciendo una información veraz y actualizada proporcionada directamente por los responsables de gestionar una situación de emergencia y permitiendo, por tanto, que los individuos puedan actuar conforme a las indicaciones que se les traslade.
6. Sistemas de emergencia (112, instituciones y servicios implicados)
La transmisión de las alertas de protección civil requiere de una organización capaz de gestionar la información, recibiendo y analizando datos y retransmitiendo informaciones, así como un conjunto de servicios reactivos capaces de ejecutar misiones de intervención, seguridad, rescate y atención a las posibles víctimas.
En la introducción (bloque de inicio) enumerábamos todos esos servicios que forman el sistema de respuesta de emergencias. Entre ellos encontramos a los servicios de prevención, extinción de incendios y salvamento –los bomberos–, a las fuerzas y cuerpos de seguridad –policía– o a los servicios de atención sanitaria en emergencias.
Todos esos servicios quedan incorporados a un sistema de emergencia cuya estructura está definida en los planes de protección civil y que contempla diversos órganos para la toma de decisiones y la ejecución de misiones.
El órgano donde se toman las decisiones estratégicas más importantes es el denominado Centro de Coordinación Operativa (CECOP) donde se reúnen los máximos responsables de los servicios públicos llamados a desempeñar diversas misiones.
Para dar apoyo a este, es primordial establecer centros de seguimiento y coordinación de emergencias. Se trata de unidades especializadas en la gestión de la información pues, a través de ellas, se puede acceder a la información contenida en los planes de protección civil y a los datos proporcionados por las redes de alerta de diversos organismos –que son un conjunto de elementos tecnológicos que sirven para monitorizar las distintas fuentes de peligrosidad de un territorio–. Estos centros actúan como enlace recibiendo y enviando información a otros organismos de protección civil –de las comunidades autónomas y de las entidades locales–, así como a los diferentes servicios de respuesta ante emergencias.
Vídeo: Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (CENEM). Canal: Protección Civil. Licencia: YouTube
Además,
desde estos centros de coordinación se realiza la difusión de mensajes a la
población y la activación de los sistemas de alerta vistos anteriormente.
Otro servicio primordial en los centros de seguimiento y coordinación de emergencias de las comunidades autónomas es la prestación del servicio de atención de llamadas de urgencia a través del número telefónico 112 que es, por decisión de la Unión Europea, el número único de emergencias en todo el continente. Esto permite la recepción de avisos directos, realizados por la ciudadanía, que llegan directamente a la unidad responsable de gestionar la información y remitirla a los servicios responsables de dar respuesta a la emergencia.
Vídeo: Emergencias 112 SOS Navarra. Canal: Protección Civil. Licencia: YouTube
Sobre el terreno actúan los servicios de emergencias que, como ya enumeramos, ofrecen una respuesta especializada integrándose en diversos grupos de acción, coordinados desde un Puesto de Mando Avanzado (PMA), que es desde donde se toman las decisiones tácticas que afectan a las misiones que se asignan a cada servicio sobre el terreno.
Un ejemplo de ello es la organización y actuaciones de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que es una unidad de las Fuerzas Armadas al servicio de la atención de situaciones de grave riesgo, catástrofe y calamidad pública y que participa en múltiples situaciones de desastre apoyando a los servicios de respuesta ante emergencias de las comunidades autónomas y entidades locales.
7. Información VS desinformación
La irrupción de plataformas de comunicación mediante redes sociales ha supuesto una auténtica revolución respecto a las formas en las cuales las personas se informan. Además de los medios de comunicación social tradicionales, encontramos todo un mundo de herramientas para la difusión pública de mensajes que pueden ser utilizadas por cualquier individuo.
Si bien ello nos proporciona una mayor capacidad para comunicarnos e incrementar la difusión de datos, en el caso de la protección civil, puede convertirse en un auténtico obstáculo si esa información no es veraz o, incluso siéndolo en su momento, no está actualizada de acuerdo con la evolución de una emergencia.
El problema de la desinformación hace que los grandes grupos de comunicación estén comprometidos fielmente con el rigor y la difusión de información veraz, a fin de garantizar que los datos e imágenes que proporcionan permitan un contexto adecuado para el buen entendimiento de los contenidos que emiten. Por ejemplo, RTVE cuenta con VerificaRTVE, una plataforma para analizar la información que circula por las redes para detectar y corregir noticias falsas.
Audio: Pasos para contrastar noticias. INCIBE explica cómo identificar esas noticias falsas. Fuente: RNE Licencia
Por ello, es primordial acudir siempre a fuentes oficiales y a los medios de comunicación social que prestan sus plataformas a las autoridades de protección civil, para realizar una transmisión de información veraz y actualizada que sirva realmente a su función de sistema de alerta a la población.
Además, cabe destacar que el auge del uso de la inteligencia artificial entre la población, específicamente la juvenil, puede aumentar el riesgo de fake news.
Vídeo: Cómo detectar las Fake News. Canal: UNICEF Argentina. Licencia: YouTube









