El marco de la educación vial

7. Estrategia de Seguridad Vial 2030

La Estrategia de Seguridad Vial 2030 es el marco de referencia para los agentes implicados en la seguridad vial en nuestro país. Es una acción para mejorar la seguridad vial a través de la prevención, la colaboración y la tecnología, que involucra a todas las partes interesadas: gobiernos, industria, sociedad civil, organizaciones internacionales. Se basa en la Estrategia de Seguridad Vial 2030 de las Naciones Unidas que tiene como objetivo de mejorar la seguridad en las vías públicas y reducir el número de accidentes de tráfico.

La Estrategia de Seguridad Vial 2030 identifica y define las áreas clave en las que se necesita actuar para mejorar la seguridad vial como la educación, infraestructuras, regulación.

Propone 9 grandes áreas de intervención que deben servir de orientación para las acciones concretas que se desarrollarán en los sucesivos planes de actuación, de acuerdo con las necesidades concretas del momento.

                1. Personas formadas y capaces

                2. Tolerancia cero con comportamientos de riesgo

                3. Ciudades seguras

                4. Vías seguras

                5. Vehículos seguros y conectados

                6. Respuesta al siniestro efectiva y justa

                7. Datos y conocimiento para una gestión basada en riesgos

                8. Administraciones, empresas y organizaciones seguras

                9. Políticas integradas y cooperación internacional

La primera de las áreas, donde se enmarca la educación vial en el ámbito educativo -Personas formadas y capaces- orienta sobre cómo abordar la mejora del comportamiento y la seguridad de las personas usuarias de las vías, sea como peatones, conductores o pasajeros, mediante la formación y educación para la seguridad para una movilidad más segura, y garantizar las condiciones psicofísicas adecuadas para circular.

Los objetivos son relativos a asegurar que:

Todas las personas que participan en la movilidad son plenamente conscientes de sus riesgos y actúan de acuerdo con los valores de una movilidad segura y sostenible desde la responsabilidad, el respeto al resto de personas y el conocimiento y cumplimiento de las normas.

Todas las personas reciben durante la infancia y la adolescencia una educación vial básica, orientada a la responsabilidad y el fomento de la movilidad activa, todas las personas tienen acceso al permiso de forma equitativa e igualitaria, y todas las personas conductoras poseen los conocimientos, la sensibilización y las condiciones psicofísicas aptas para circular por vías públicas de forma segura.