El marco de la educación vial

3. Tendencias sociales y políticas

La evolución de la seguridad vial que cabe esperar en los próximos años va a depender de tendencias sociales y políticas muy relevantes:

El cambio climático: los Estados miembros de la Unión Europea se han comprometido a conseguir que la UE sea la primera zona mundial climáticamente neutra en 2050. Para lograrlo, hasta 2030 se prevé reducir las emisiones en al menos un 55 % respecto a los niveles de 1990. Hoy en día, el sector del transporte sigue siendo el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, después del sector energético, produciendo más del 20% de las emisiones en toda Europa.

Envejecimiento de la población: tendencia plenamente presente en nuestra sociedad cuyo impacto en la seguridad vial ya se contemplaba en la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020, pero cuya magnitud ha crecido con el tiempo. Se plantea, por tanto, el desafío de atender de forma segura a las necesidades de movilidad de la creciente población de personas mayores, en todas sus formas de participación.

Aumento de la población urbana y despoblación rural: por un lado, la seguridad en los desplazamientos en las zonas urbanas y periurbanas, con necesidades de movilidad cada vez más numerosas y la aparición de nuevas formas de movilidad que intentan dar respuesta a estas necesidades. Y, por otro, atender a la seguridad en los desplazamientos en las zonas rurales, cada vez más despobladas y donde la incidencia del envejecimiento de la población es aún mayor, que se realizan en su inmensa mayoría por medio de carreteras convencionales.

Nuevas formas de movilidad: desde hace un tiempo se observa, principalmente en entornos urbanos, cambios en las formas de movilidad como el uso de patines, de servicios de bicis y otros vehículos para compartir… que produce una creciente heterogeneidad en el tráfico, con tipos de vehículos con muy diferentes masas, velocidades y vulnerabilidades, y también la reducción de zonas peatonales utilizadas como aparcamientos, y en ocasiones la invasión de esos espacios por estos vehículos más ligeros. Esta realidad presenta el desafío de garantizar la convivencia segura de todos los medios de movilidad especialmente con los peatones más vulnerables ante cualquier vehículo.

Avances tecnológicos: tanto en las infraestructuras y sistemas de vigilancia y gestión de tráfico, como en los vehículos. La integración de estos avances pretende reducir la siniestralidad atribuible a errores y conductas de riesgo, aunque también plantea el desafío de hacerlo adecuadamente para aumentar la seguridad, garantizando que con ello no se estén creando indirectamente nuevos riesgos, como un posible incremento de las distracciones asociado a los sistemas de comunicación -uso del móvil.

La cultura de los jóvenes: no solo la cultura directa de movilidad, sino todos los aspectos que tienen consecuencias en ella, que marca el futuro a corto y medio plazo. -la cultura de ocio en cada momento, de consumos, de socialización, la salud física y mental...-. Apuestan (o se ven forzados por las circunstancias) por lo inmediato, el uso, por compartir, por la sostenibilidad, por la movilidad multimodal y por los dispositivos móviles como medio de comunicación, interactuación e información. No obstante, hay que ser prudentes, puesto que la incorporación de vehículos más sostenibles -los VMP- es un beneficio que también puede suponer nuevos riesgos.

Seguridad vial en las organizaciones: las decisiones de empresas, sean grandes o pequeñas, y de las administraciones tienen una enorme influencia en la sociedad -el teletrabajo, los desplazamientos en transporte de empresa, los horarios y turnos, el incremento del reparto a domicilio, las condiciones de las platillas de reparto…-, deben ser decisiones que repercutan en la mejora de la seguridad vial de forma directa, fomentando la seguridad vial de sus plantillas, subcontratas, autónomos, clientes o proveedores y de forma indirecta, mediante la adopción de criterios de seguridad vial en sus cadenas de valor y en sus decisiones sobre compras de bienes y servicios.